La sección de “Reseñas a destiempo”, que empezó como una pequeña broma y una excusa para hablar de los discos de Nadadora, poco a poco va cogiendo forma y fondo, y lo más importante, estoy disfrutando con ella. Espero que vosotros también.
El siguiente disco en caer en esta sección es el “Pup tent” de Luna. No sé si es raro que sea mi favorito, si es el favorito de todo el mundo, o si no es el favorito de nadie. De hecho, por ejemplo, en la Wikipedia, se le despacha con un “‘Pup tent’ le siguió en 1997”. Pero para nosotros es un disco mágico, que nos ha acompañado durante 25 años y que nos seguirá haciendo llorar varias veces al año, cada vez que lo recuperemos, que es muy a menudo.
Ya lo hemos contado más veces, pero descubrimos a Luna en el primer FIB al que fuimos. Estábamos encontrándonos con unos cuantos amigos, a algunos solo los conocíamos por carta, así que nos pusimos todos a hablar amigablemente. Detrás, los conciertos ya habían empezado. Y salieron Luna a tocar, y poco a poco todos fuimos dejando de hablar y dándonos la vuelta; al final nos acercamos al escenario y dejamos las charlas y las presentaciones para otro momento. El flechazo había llegado y había sido contundente.
“Pup tent” (Beggars banquet, 1997) es el cuarto disco de la banda, fundada por Dean Wareham tras abandonar Galaxie 500. Sean Eden había entrado en la banda tres años antes, para el “Bewitched”. Justin Harwood fue otro de los fundadores del grupo, y acabaría saliendo tras el “The days of our nights”, cuando entró Britta Phillips. Por último, Lee Wall grababa su primer disco con la banda. El productor fue Pat McCarthy, que había trabajado con The waterboys, Counting crows o REM.
El disco es una fantasía de principio a fin, lleno de maravillosos estribillos, letras enormemente enigmáticas y maravillosamente escritas, cabalgando sobre una base instrumental de gran originalidad y que funciona como un reloj. Son canciones que se te entierran en el cerebro, que arrancan emociones, que te hacen disfrutar y bailar a veces, son canciones que quedan para siempre.
Vamos a desgranar el disco canción a canción, tratando a cada una como un personaje de un western, un western de esos que llaman crepuscular y que no viene a ser más que una película del oeste con algo que contar en su interior. Añadiremos también nuestra frase favorita de cada letra, queriendo destacar aquí el trabajo de escritura, que como decimos es brillante todo a lo largo del disco, con momentos verdaderamente insuperables.
“Ihop” es una canción inimitable, con ese ritmo trotón que nos va llevando de puerta en puerta. Es como ese bandido que se cruza en el camino de una diligencia, y en un visto y no visto ha desvalijado a los pasajeros y cabalga divertido hacia su siguiente botín. Mi frase favorita: “You ain’t no Cary Grant / But then again, who is?”
“Beautiful view” es elegante y distinguida, atrapándonos con esa voz tan especial que tiene Dean Wareham. Es como la esposa del sheriff, delicada y culta, maldiciéndose día tras día por haber dejado las emociones de la ciudad para acabar en un poblado polvoriento en medio del desierto. Mi frase favorita: “You’re coming out of your shell / You’ve got a beautiful view”.
“Pup tent” es enigmática, en música y en letra, es como ese cazarrecompensas que de vez en cuando se deja caer, y al que por más que le mires a los ojos no sabes lo que está pensando. Mi frase favorita: “My mind is taking photographs / Of every little thing”.
“Bobby Peru” es una de las mejores canciones que se hayan escrito nunca. Su estribillo es de una belleza tal que pocas veces se ha dicho tanto con tan pocas palabras. No habla de Bobby Peru, el personaje de “Wild at heart” de David Lynch, sino que se pregunta cómo haría ese personaje para enfrentarse a la situación en la que está el protagonista. Es como “el muchacho”, el vaquero guapo, el que se enamora de la chica, pero que no la consigue al final. Mi frase favorita es, por supuesto, el estribillo:
“‘S’ is for sorry for all that I did
Now is the time to turn it all around
I know what is the matter so why can’t I fix it
Forgive me please”
“Beggar’s bliss” es una canción de western, la que da ambiente a la película. Es como ese explorador que aparece y desaparece sigiloso, sin que nadie se de cuenta, recoge sus cosas y se marcha de nuevo a las montañas, en busca de aventuras. Mi frase favorita: “You might be nothin’ or just a footprint / They’ve been watchin’ you for years”.
“Tracy I love you” es una canción alegre, o que al menos aparenta más alegría de la que en realidad lleva por dentro, es como esa prostituta de buen corazón que desde su puesto en el “saloon” ayuda al muchacho a enamorar a la chica. Mi frase favorita: “Don’t know why I can’t stop smiling / When I only need to cry”.
“Whispers” es quizá una pequeña broma, es como ese crío travieso que no deja de meterse en medio, una especie de pícaro que se pasa toda la película metiendo las narices en todo lo que pasa, y haciendo reir a quien se deje llevar. Mi frase favorita: “There’s a train of thought / Making all the local stops”.
“City Kitty” es una canción nocturna, con un desarrollo instrumental maravilloso, que nos lleva como un potente hechizo. Es como el chamán indio, que conjura para que los hombres vuelvan a casa después de la batalla. Mi frase favorita también es otro de esos estribillos imbatibles: “We’ll find a magic spell to turn this muck to gold / Well, promises don’t grow on trees”.
“The creeps” estuvo a punto de ser rechazada para el disco, según Dean Wareham. Podría ser como el borracho que siempre está durmiendo la mona en la barra del salón, y que en todas las películas es el primero en morir. Ciertamente, en cuanto a la letra, no tiene nada destacable, así que seguramente habría que estar de acuerdo con Wareham.
“Fuzzy wuzzy”, para terminar, es un pildorazo de rock psicodélico, que deja al disco en un punto álgido justo al final. Es, quizá, como un implacable asesino, una amenaza constante para los habitantes del poblado y para los viajeros que, de vez en cuando, lo atraviesan. Mi frase favorita: “Daddy run through the forest / See the goblins all around / Daddy run through the forest / Daddy doesn’t make a sound”.
Para terminar, “Pup tent” es uno de esos discos que acompañan a una vida. Habrá quien prefiera el “Penthouse”, habrá incluso quien diga que lo que merecía la pena era Galaxie 500. Nosotros, por nuestra parte, seguiremos viajando al oeste con estas canciones.