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Built to spill – When the wind forgets your name

14 septiembre, 2022
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Por ahí anda todavía el “There is nothing wrong with love”, CD al que dimos cientos y cientos de vueltas en la segunda mitad de los noventa. Casi 30 años después, Doug Martsch vuelve con un nuevo disco, una lista de canciones a la altura, como mínimo, del disco citado.

Aquel se editaba en Up records, una división de Sub Pop. Luego vendrían seis discos en Warner, más uno en solitario, hasta acabar su etapa en Warner con “Untethered moon”. Años después, Martsch vuelve a Sub pop, esta vez a la etiqueta principal.

En el proyecto de Doug Martsch bajo el nombre Built to spill siempre hubo una máxima: cambiar las formaciones de la banda entre disco y disco, para de esa manera sonar siempre distinto y recibir nuevas ideas y nuevos sonidos en cada ocasión. Para su nuevo trabajo, Martsch contactó con Le Almeida y João Casaes, de la banda de jazz progresivo brasileña Oruã. Fueron su banda de soporte en una gira por Brasil, luego le acompañaron en varios conciertos en USA, y finalmente aportaron su trabajo en la grabación y en la construcción de las canciones de “When the wind forgets your name”. Pandemia mediante, el disco quedó listo y Almeida y Casaes continúan tocando con Martsch, aunque este ya ha empezado a buscar a la siguiente tanda de colaboradores…

En cuanto al disco, contiene todo lo que buscamos en un disco de Built to spill, pero mejorado incluso. Intensidad eléctrica, melodías lofi, sonido contundente, y una música en un punto intermedio entre el rock zepeliano de los 70 y el noise mascisiano de los 90. Así, la primera mitad nos lleva al rock psicodélico setentero, en algunos casos con Neil Young asomando la patita. “Gonna lose”, “Fool’s gold” y “Understood” responden a esta definición, llevándonos a una especie de intermedio, con la soñadora “Elements” y el cuasi-ska (quizá influencia de los Oruã) de “Rocksteady”. La segunda mitad, con “Spiderweb” y su fantástica melodía lofi, “Never alright” y “Alright”, transcurre por una electricidad que nos lleva a Dinosaur Jr. y al propio “There is nothing wrong with love” del que hablábamos al principio. Para finalizar, “Comes a day”, vuelta al rock progresivo en tandas de ocho minutos.

En definitiva, un disco de retorno de los difíciles: de los que igualan o superan a sus predecesores. Gracias, Built to spill, el viento nunca olvidará tu nombre.